miércoles, 20 de febrero de 2013

Para saber lo que pretendo estimular y trabajar con la psicomotricidad es necesario leer el poema del gran Loris Malaguzzi

El niño está hecho de cien.
El niño tiene cien lenguas, cien manos, 
cien pensamientos, cien maneras de pensar, de jugar
y de hablar.
Cien, siempre cien, maneras de escuchar, 
de sorprenderse, de amar.
Cien alegrías para cantar y entender
cien mundos que descubrir,
cien mundos que inventar
y cien mundos que soñar.
El niño tiene cien lenguas (y además de cien, cien, cien...)
Pero le roban noventa y nueve.
La escuela y la cultura le separan la cabeza del cuerpo.
Le dicen: de pensar sin manos
de actuar sin cabeza
de escuchar y no hablar
de entender sin alegría,
de amar y sorprenderse (sólo en navidad).
Le dicen:
que descubra el mundo que ya existe
y de cien le roban noventa y nueve.
Le dicen:
que el juego y el trabajo,
la realidad y la fantasía
la ciencia y la imaginación,
el cielo y la tierra,
la razón y el sueño
son cosas que no van juntas.
Y le dicen que el cien no existe.
El niño dice: 
"en cambio el cien existe"

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