lunes, 25 de febrero de 2013

NUESTRA PSICOMOTRICIDAD.... APRENDIENDO A IMAGINAR
Los niños de infantil trabajamos con la psicomotricidad vivenciada... pero, ¿qué es? Si analizamos un poco el término podremos descubrir que es moverse, viviendo lo que hacemos, es decir, el movimiento mezclado con lo psíquico y cómo no, con el mundo de los afectos.
Lo que pretendo es que a través de un material, a veces estructurado (aros, pelotas, bancos...) y otras de desecho que habéis aportado las familias (botellas, telas y cajas), los niños además de moverse, también desarrollen su creatividad.
No son circuitos. Es un material presentado de tal forma que los niños no se dan cuenta cuál es mi objetivo pero que ellos solos experimentan lo que yo pretendía. Por ejemplo: encuentran un montón de cajas de colores distribuidas por el espacio. No les doy consigna, sólo la libre experimentación. Mi objetivo es que construyan en vertical y sin yo decírselo y a través de la exploración del material, sus conversaciones y sus continuas intervenciones terminan creando bonitas construcciones a las que ponen nombre (unas son castillos, otras trenes....). 
De esta manera los niños, establecen bonitas relaciones entre ellos, llegan a acuerdos, manipulan distintos materiales, descubren sus posibilidades, se mueven, desarrollan la creatividad y la imaginación.
¿Qué más se le puede pedir a una actividad?

Poco a poco este blog se irá llenando de fotos de las distintas sesiones con la presentación inicial del material y sus creaciones. 

miércoles, 20 de febrero de 2013

Para saber lo que pretendo estimular y trabajar con la psicomotricidad es necesario leer el poema del gran Loris Malaguzzi

El niño está hecho de cien.
El niño tiene cien lenguas, cien manos, 
cien pensamientos, cien maneras de pensar, de jugar
y de hablar.
Cien, siempre cien, maneras de escuchar, 
de sorprenderse, de amar.
Cien alegrías para cantar y entender
cien mundos que descubrir,
cien mundos que inventar
y cien mundos que soñar.
El niño tiene cien lenguas (y además de cien, cien, cien...)
Pero le roban noventa y nueve.
La escuela y la cultura le separan la cabeza del cuerpo.
Le dicen: de pensar sin manos
de actuar sin cabeza
de escuchar y no hablar
de entender sin alegría,
de amar y sorprenderse (sólo en navidad).
Le dicen:
que descubra el mundo que ya existe
y de cien le roban noventa y nueve.
Le dicen:
que el juego y el trabajo,
la realidad y la fantasía
la ciencia y la imaginación,
el cielo y la tierra,
la razón y el sueño
son cosas que no van juntas.
Y le dicen que el cien no existe.
El niño dice: 
"en cambio el cien existe"